Alimentación a base de insectos: Principales claves para su aprobación en alimentación humana

Hace unos años, cuando se hablaba del consumo de insectos como aperitivo o ingrediente, el consumidor lo percibía como algo realmente lejano, únicamente consumido en países orientales y totalmente fuera de nuestra dieta mediterránea. Sin embargo, la realidad es que ya están aquí, incluso antes de lo imaginado…

La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria ha empezado a aprobar su consumo, en concreto del gusano de la harina o larva de escarabajo oscuro. Aunque antes en España ya se podían comprar y consumir aperitivos elaborados con insectos, con anterioridad. Otro de los insectos que se encuentran en fase de estudio es el grillo, cuya aprobación también se encuentra en fase de estudio desde hace varios meses.

Parece que los insectos son el futuro de la alimentación, con algunas propuestas de alimentos que han surgido como “snacks” crujientes, hamburguesas, barras de pan a base de insectos como hormigas, gusanos o grillos. Hasta este año las empresas no han podido avanzar con la alimentación a base de insectos debido a que había un vacío legal hasta la fecha. Antes de ello, cada país tenía su propia normativa y no había una legislación común en la UE, y sólo algunos países como Suiza, Reino Unido, Holanda o Bélgica autorizaban este tipo de alimentos.

Con ello, se puede ver la introducción de este tipo de alimentos como  Pero al aprobar esta nueva ley, no sólo se ha dado paso al consumo de insectos, sino también a alimentos o ingredientes como algas, hongos, microorganismos, u otros productos elaborados a partir de cultivos de células o tejidos.

La industria agroalimentaria es uno de los mayores sectores de empleo de Europa y por ello se debe de ofrecer la posibilidad al consumidor de poder innovar en las categorías de alimentos, otorgando al sector este beneficio de crecimiento y potenciando nuevos empleos que posibiliten estos cambios. Aunque para ello, y ante todo, el nivel de seguridad alimentaria que se debe de mantener por parte de las instituciones debe ser el máximo, con objeto de que el consumo de estos productos se pueda fomentar cada vez más y sea extensible al resto de la población más reacia a su consumo.

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